El francès

Hablado en cuarenta y siete países de cinco continentes, el francés es la lengua oficial de 247 millones de personas y es de uso corriente para 315 millones de habitantes que forman la vasta comunidad francófona. es una de las dos lenguas de trabajo del Secretariado General de las Naciones Unidas y de casi todas las organizaciones internacionales. En Europa, además de Francia, el francés es lengua oficial de cuatro Estados: Bélgica, Luxemburgo, Mónaco y Suiza.

La lengua francesa se fue formando lentamente, adaptándose a la riqueza y a la diversidad de su medio. La prehistoria del francés comienza con los primeros pueblos - Liguros e Iberos- que se instalan 600 años antes de nuestra era en el territorio actual de Francia. Aunque sus lenguas hayan desaparecido completamente, esos pueblos dejaron huellas en la esfera onomástica - nombre de lugares y de personas- . Los griegos posteriormente, y sobre todo los galos, de origen celta, dejaron huellas más pronunciadas en la lengua francesa. Esas supervivencias se encuentran igualmente en la toponimia y en algunas esferas lexicales específicas. Pueblo de agricultores, los galos aportaron al léxico francés numerosos términos relativos a los trabajos en los campos, como sillon, glaner, soc o charrue, algunos nombres de medidas antiguas (arpent, boisseau, lieue), así como nombres de aves, de plantas y términos domésticos. En el año 52 antes de JC, Roma se hace dueña de la Galia y transforma, en un tiempo relativamente corto, la fisonomía del país. La influencia de Roma se hace sentir profundamente en la lengua y desde el primer siglo después de JC, una gran parte de la población comprende y habla el latín. En las ciudades sustituye rápidamente al galo para convertirse en la lengua oficial. El latín, lengua de los vencedores, es utilizada en el ejército y en la administración, pero también para las relaciones comerciales. La aristocracia gala se romaniza para poder entrar en la administración romana, iniciando así la instalación de un primer bilingüismo galo-románico que se extenderá al conjunto de la población. Progresivamente ese bilingüismo desaparecerá para llevar, en el siglo V, al uso generalizado del latín.

Desde el III siglo después de J.C: diversos pueblos de lengua germánica invaden la Galia romana. Con la caída del imperio de Occidente, en el año 476, varios reinos ¨bárbaros¨ se constituyen en la Galia. La influencia de los francos salienos, bajo el mando de Clodoveo será muy considerable. Se imponen rápidamente en el norte y le dan su nombre a los territorios conquistados. Su lengua, el fráncico, le hace competencia al latín durante casi tres siglos . Un nuevo bilingüismo se establece, pero contrariamente a lo que sucedió en el momento de la colonización romana , es el latín, lengua dominada, la que se mantiene como lengua oficial. La conversión, en el año 496 , de Clodoveo al catolicismo -religión oficial de los romanos desde el año 312 - no es extraña a ese fenómeno. Ese bilingüismo entraña evoluciones fonéticas que van a darle al francés su especificidad en comparación con las otras lenguas latinas: introducción de la pronunciación de la consonante h. reducción de la palabra, evolución de las vocales y desaparición de ciertas consonantes intervocálicas. Los francos transmiten una parte de su léxico a la lengua que ellos adoptaron. El francés, la más germánica de las lenguas romances, cuenta en la actualidad con más de una centena de sustantivos, decenas de verbos, numerosos adjetivos y adverbios de origen franco, particularmente en la esfera de la guerra y de la caballería.

Desde las primeras invasiones germánicas en el siglo V y hasta el siglo IX, el latín vulgar va a sufrir una verdadera conmoción. Su vocabulario y su sistema fonético recibe tal influencia de hablantes germánicos, que el ¨verdadero¨ latín llega a ser irreconocible y es remplazado por la rustica romana lingua , llamada también románico. De ese modo se produce en esta época una toma de conciencia de la existencia de una nueva lengua, reconocida como un idioma aparte, diferente del latín clásico. Su originalidad reside en la morfología y la sintaxis. La declinación latina, de seis casos, se reduce a dos. Esta reducción tiene por consecuencia el desarrollo de las preposiciones, la aparición del artículo y el inicio de la fijación de un orden de las palabras hacia la forma actual: sujeto, verbo, complemento. Carlomagno, rey de los francos, tratará de establecer un acercamiento entre el latín clásico . que no era ya hablado ni entendido- y el románico fundando una escuela de Palacio y escuelas de enseñanza de las artes liberales para los clérigos, permitiéndoles a éstos, que sólo conocían el románico, leer los Padres de la iglesia y las escrituras. El Emperador hace venir de Oxford al sabio Alcuin, quien enseñará el latín en la abadía de Saint-Martín de Tours. Este ¨renacimiento carolingio¨, período durante el cual el francés en plena gestación toma cientos de palabras del latín como si se tratara de una lengua extranjera, es esencial para comprender las riqueza léxica de la lengua francesa actual, donde coexisten formaciones cultas y populares. Los dobletes de la lengua francesa - dos formas distintas correspondientes a una misma palabra latina- aparecen en esta época: del latín clavícula - pequeña llave- el francés producirá ¨clavicule¨ y ¨cheville¨; cadentia dará ¨cadence¨y ¨chance¨. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, Carlomagno no logrará reimplantar el latín en su imperio. Por el contrario, la reforma carolingia contribuyó a abolir el latín como lengua viva. La decisión del Concilio de Tour testimonia esta gran división entre el latín y el románico: en el año 813 los obispos preconizan el uso de las lenguas vulgares, románica y germánica, para los sermones y las homilias en todo el reino carolingio. En el año 842, Luis el Germánico y Carlos El Calvo, hijos de Carlomagno hacen un juramento de alianza contra Lotario, el hermano mayor de ellos. Esas promesas intercambiadas en su lengua materna, el románico y el germánico constituyen el Juramento de Estrasburgo, cuya parte redactada en lengua románica constituyó el acta de nacimiento del francés.

En los siglos X y XIII, la Francia señorial está compuesta por estados minúsculos en los que cohabitan numerosos dialectos diferentes. El país se divide globalmente en tres zonas lingüísticas muy claramente individualizadas: al sur se habla la lengua de oc; en Franco Condado, en Saboya y en Suiza románica, el franco-provenzal y al norte de esas dos zonas, la lengua de oil, que reagrupa por sí misma un cierto número de dialectos (el francien, el normando, el picardo, el valón, etc). Esta disparidad lingüística se irá atenuando poco a poco en provecho del dialecto de la Isla de Francia. En efecto, desde el año 987, fecha de la elección de Hugo Capet, la Isla de Francia se convierte en posesión real y en algunos siglos esta influencia real, cada vez más sólida, llegará a sustituir con su autoridad a la del régimen feudal. Esta consolidación de poder real entraña una expansión y un beneficio en el prestigio y la notoriedad del dialecto de ese territorio, el francien. El francés antiguo tiene, por consiguiente, una base geográfica, el dominio de oil, y una base sociológica: es la lengua común de un medio que dirige y que se extiendió con el desarrollo de la burguesía urbana. Establecida al inicio del siglo XIII por Felipe Augusto, la Universidad de París toma parte en la difusión del francien. Por otra parte, la abundante literatura que se desarrolla hacia finales del siglo X y hasta comienzos del XII, contribuirá a expandir ese dialecto. Entre las ochenta canciones de gesta que han llegado hasta nosotros, varias han sido compuestas en el dialecto de la Isla de Francia. De igual manera ocurre con la Leyenda de Tristán e Isolda, las novelas de Chrétien de Troyas, Le Roman de la Rose. En el siglo XVI el francés llega a ser la lengua del poder real: Francisco I firma el Iro de agosto de 1539 la ordenanza de Villers-Cotterêts, que decreta el empleo del francés en lugar del latín en todos los documentos oficiales. Esta acción prolonga la de Carlomagno en el siglo IX y se repetirá muchas veces en el curso de la historia francesa. El francés, paralelamente a su evolución política va a continuar transformándose desde un punto de vista lingüístico y enriqueciéndose progresivamente con los préstamos de otras lenguas. La expansión de la cultura árabe y el retorno de las Cruzadas de Oriente favorecen la introducción de una cantidad de palabras árabes: alchimie, alcool, azur, chiffre... Durante los siglos XV y XVII es del italiano del que llegarán los aportes más numerosos en todas las esferas: las artes, dessin, ritournelle, la mesa, festin, banquet, la vestimenta, camisole, crinoline. En el siglo XVII es principalmente España la que despierta el entusiasmo de los franceses y de hecho cierto número de términos españoles enriquecen a su vez el léxico francés: conquistador, escadrille, flotille, etc.

De esta forma, desde sus orígenes hasta finales del siglo XV, la lengua francesa ha evolucionado libremente. Por el contrario, a partir del siglo XVI los esfuerzos, constantes y repetitivos, se multiplican con vistas a mejorarlo y enriquecerlo. En el año 1549 el grupo que se llamará más tarde la ¨pléyade¨dirigido por los poetas Ronsard y du Bellay, redacta un manifiesto, Deffence et illustration de la langue françoyse que proclama la preeminencia del francés en materia de poesía. Pero es Malherbe, poeta oficial de la corte de Enrique IV quien será el prmero en codificar verdaderamente la lengua francesa. Elabora una doctrina que ejercerá por siempre influencia en la evolución de la lengua, haciendo pasar el francés del reino de la libertad, al reino del rigor. El cardenal Richelieu prolongará e institucionalizará esta acción creando, en el año 1634 la Academia Francesa, que tendrá por misión codificar el léxico y fijar la gramática. La primera edición del Diccionario de la Academia, en 1694, consagra el ¨bel usage¨de la lengua. Lengua de élites y de ideas en el siglo XVIII, el Siglo de las Luces, el ¨francés clásico¨ florece plenamente durante el siguiente siglo. es también la lengua por excelencia de toda Europa, a la vez distinción intelectual y cultural y lengua de la diplomacia, adquiriendo así un prestigio internacional. La idea de que el francés se convirtió en la lengua universal que se esperaba desde el latín se difunde por toda Europa. Sin embargo, es después del advenimiento de la Revolución francesa, que la lengua francesa se impondrá verdaderamente en Francia, donde en esta época más de la mitad de la población no la dominaba. En nombre de la igualdad y con el fin de aplicar más fácilmente su programa político, la unificación lingüística del país se convierte en una de los propósitos de la Revolución. En 1794, el abate Gregorio propone la abolición de los dialectos: las leyes de la República deben ser comprendidas por todos y el futuro de las jóvenes generaciones estar asegurado por una instrucción generalizada en francés. Las leyes de Jules Ferry, promulgadas entre 1881 y 1886 organizan la enseñanza gratuita, obligatoria y laica. A todo lo largo del siglo XIX la escuela, el servicio militar obligatorio y la prensa continuarán siendo los principales difusores de la lengua francesa.

La política lingüística a favor de la lengua francesa, en sus dos aspectos esenciales : supervisión de la lengua y difusión - es una constante de la política francesa a partir, como se ha visto, del siglo XVI. Mucho más reciente, en 1964, el general de Gaulle crea el Alto Consejo de la Lengua Francesa que se convertiría en el Alto Comisariado y, más tarde, la Delegación General de la lengua francesa, Servicio del Primer Ministro que tiene por misión defender el uso y promover el enriquecimiento de la lengua francesa. La ley constitucional del 15 de junio de 1992 estipula que ¨la lengua de la República es el francés¨. Dos años más tarde, la ley de Toubon es aprobada: la utilización de los términos del francés, cuando existan, deberá ser priorizada, Las comisiones de terminología se establecen para crear palabras que respondan a las necesidades lingüísticas nuevas, para toda comunicación de vocación pública o social, en las esferas de la enseñanza, los servicios públicos, el trabajo, la publicidad y los intercambios. Otras instituciones, como la Agencia de la Francofonía, organización internacional que agrupa cuarenta y siete países que ¨comparten el francés¨tienen por finalidad defender el lugar que ocupa el francés en el mundo, frente a la hegemonía, siempre creciente, del inglés.

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