|
Breve historia de León por Jaime Incer Barquero
León Santiago de los Caballeros de Nicaragua fue fundado en una fecha imprecisa de 1524 por el conquistador español Francisco Hernández de Córdoba, después que este capitán consolidó la conquista de los aguerridos indios Nicaraos, Chorotegas y Maribios, la cual había emprendido desde el año anterior.
La población fue establecida originalmente junto a la orilla occidental del lago Xolotlán, bautizado entonces como «laguna de León», hoy llamado Lago de Managua, cerca del poblado indígena de Imabite. El lugar estaba en una llanura de clima caliente, apenas refrescado por la brisa del lago y tenía enfrente la elevada figura cónica del volcán Momotombo.
Originalmente, León debió haber consistido de una plaza, con espacio para el cabildo, el templo y un retén militar, tal como eran las plantas urbanas al etilo español del siglo XVI. Alrededor de la plaza se construyeron casas de barro y caña, cono las viviendas de los indios, ya que en esa temprana etapa de la conquista los españoles no contaban con apropiadas herramientas para erigir mejores casas.
El célebre Cronista de Las Indias, Don Gonzalo Fernández de Oviedo, vivió en aquellos años en León y sus relatos son los mejores testimonios de los primeros años de la ciudad.
La población original de León consistía en unos 130 españoles, que se servían de varios centenares de indígenas sometidos a servidumbre. Estos tenían a cargo la agricultura, para alimentar a los conquistadores. El primer alcalde fue Sebastián Benalcázar, que más tarde se destacaría en la conquista de Quito. Tres años después se erigió gobernador de la provincia Diego López de Salcedo, quien fue depuesto y sustituido en 1527 por el tristemente célebre esclavista Pedrarias Dávila, nombrado por la corona española como gobernador de Nicaragua.
El año anterior Pedrarias mandó a decapitar a Hernández de Córdoba en la plaza León, acusándolo de rebelión contra su autoridad.
Durante el gobierno de Pedrarias se importaron los primeros animales domésticos para el sustento de la población. Pedrarias trajo consigo a las primeras mujeres españolas, para que los pobladores no se juntaran con las indígenas. También fundó el puerto de La Posesión (El Realejo), para establecer un comercio de esclavos indios, que embarcaba con rumbo a Panamá y Perú.
En su régimen despótico Pedrarias esclavizó a muchos indios, explotó su mano de obra y forzó su trabajo en busca de oro en las Segovias, a tal extremo que según el testimonio de fray Bartolomé de las Casas, las indias dejaron de parir para no dar más esclavos a los españoles. El gobernador reprimió toda protesta y alzamiento e hizo devorar con perros hambrientos a 18 caciques rebeldes de la provincia de Olocoton, (hoy Malpaisillo). En 1531 se estableció en León el primer obispado. En ese mismo año falleció el octogenario Pedrarias y fue sepultado en la iglesia de La Merced. Sus restos, recientemente exhumados, descansan hoy junto con los de su víctima, Hernández de Córdoba, donde fuera la antigua plaza de León.
La trágica historia de León continuó su curso, entre rebeldías y represiones y culminó con asesinato a puñaladas del segundo obispo, Antonio Valdivieso, de manos de los hermanos Contreras, nietos de Pedrarias, ofendidos por las críticas que el prelado hacía de los abusos de tan despótica familia. El asesinato sacrílego del obispo tendió un velo de temor y superstición sobre los pobladores, quienes desde entonces asumieron que tarde o temprano la ira divina caería sobre la ciudad. La premonición sobre el destino de León se fue incrementando en los años subsiguientes, tras las frecuentes erupciones del vecino volcán Momotombo y, finalmente, en enero de 1610, un terremoto echó por tierra los cimientos de la estigmatizada ciudad.
Los vecinos, en cabildo abierto, decidieron abandonar León y se trasladaron nueve leguas al occidente, donde fundaron la nueva y actual ciudad de León, junto a la comunidad indígena de Subtiava. Las ruinas del trágico León Viejo fueron excavadas en décadas pasadas y son actualmente muy visitadas por estudiosos y turistas.
La tranquilidad y el progreso que la nueva ciudad experimentara en el siglo XVII, fueron interrumpidos por la invasión de los piratas, que en 1685 desembarcaron en El Realejo y asaltaron León, a la cual pillaron e incendiaron, destruyendo su catedral, la cual fue reconstruida en dos ocasiones más, hasta que en el siglo siguiente, 1747 se inició la construcción definitiva de la actual e imponente catedral, cuya erección se terminó en las vísperas de la Independencia en 1821.
León continuó siendo capital del entonces Estado de Nicaragua, rivalizando con Granada por la hegemonía política del país. Las tendencias en disputa se dividieron en dos bandos: los democráticos o liberales, acantonados en León y los legitimistas o conservadores residentes en Granada. Para terminar la rivalidad, la capital fue trasladada a un sitio intermedio, Managua, actual capital de la República a partir de 1852.
A finales del siglo XIX, León se caracterizó por haber sido la cuna de poetas, escritores y músicos, entre lo que sobresalieron Rubén Darío, Santiago Argüello, José de la Cruz Mena, Azaharías Pallais y Salomón de La Selva, para citar a los más prominentes.
|
|