La
terminología, herramienta clave de la política lingüística
en la sociedad contemporánea
Ester Franquesa |
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En esta exposición vamos a presentar la estrecha relación existente entre las actividades terminológicas realizadas en Cataluña y la política lingüística que se aplica para el impulso de la lengua catalana en los entornos científicos, técnicos y culturales, destacando la importancia que ha adquirido en algunos sectores de la economía catalana como unidad de información especializada y elemento imprescindible para que el catalán pueda estar presente en todos los ámbitos de la vida social. Veremos también qué estrategias de trabajo y de colaboración entre organizaciones de naturaleza distinta permiten llevar a cabo dichos objetivos, siempre de acuerdo con las nuevas necesidades de comunicación, la construcción de nuevo conocimiento científico y el intercambio constante de información que requiere la actualización continua del léxico que usamos. Conoceremos algunas de las acciones llevadas a cabo en el contexto catalán, en cooperación con múltiples organizaciones y empresas, siguiendo la evolución de la situación sociolingüística y de las disposiciones legales de naturaleza lingüística que han supuesto un mayor reconocimiento del lugar que debe ocupar la terminología en la actual sociedad de la información, para poder situar nuestra lengua en el lugar que le corresponde entre las lenguas de Europa.
La terminología en su entorno jurídico El conocimiento y el uso de una lengua dependen de factores de índole económica, política o social, y no únicamente lingüística, y por ello la mayoría de las lenguas se dotan de un entorno jurídico que favorezca su presencia en todos los ámbitos de la vida cultural, económica y social. En el caso de la lengua catalana [1], el Estatuto de Autonomía de Cataluña y la Ley 7/1983, de 18 de abril, de normalización lingüística en Cataluña, reconociendo al catalán como lengua propia de Cataluña, permitieron que se extendiera su conocimiento entre la mayoría de la población y su uso normal en la administración, en el sistema educativo y en los medios de comunicación, y que se garantizara su presencia en el terreno socioeconómico y cultural. La Ley 1/1998, de 7 de enero, de política lingüística, aprobada por el Parlamento de Cataluña, modifica la Ley anterior de 1983 para consolidar el proceso de normalización en la administración y la enseñanza, actualizar la regulación de los medios de comunicación y las industrias culturales, y establecer una normativa específica para el sector socioeconómico. Con posterioridad a la aprobación de dicha ley, el gobierno de Cataluña ha desplegado varias regulaciones específicas. Entre ellas, el Decreto 36/1998, de 4 de febrero, de medidas para la aplicación de la Ley de política lingüística que establece que la Dirección General de Política Lingüística debe garantizar el uso de la terminología que elabora TERMCAT en la documentación técnica y científica del gobierno de Cataluña. Con esta finalidad, el Diario Oficial de la Generalidad de Cataluña publica periódicamente la terminología normalizada por el Consejo Supervisor de TERMCAT. Como estrategia de trabajo, y para la consecución de sus objetivos, el gobierno ha establecido más de veinte convenios con empresas y organizaciones empresariales, principalmente entidades financieras y aseguradoras, grandes centros comerciales y grandes empresas, para obtener su cooperación en el desarrollo de la lengua y la extensión de su uso en todos los ámbitos públicos. Las nuevas disposiciones legales y los acuerdos de cooperación para su cumplimiento han supuesto en Cataluña el reconocimiento del carácter instrumental de la terminología para expresar los contenidos de la ciencia y la tecnología y del lugar que debe ocupar en la actual sociedad de la información como herramienta indispensable para la promoción y el fomento del uso de una lengua si se quiere incidir en ámbitos de gran repercusión económica, social y técnica. Es lógico que la política lingüística que se aplica actualmente en Cataluña, que integra casi desde el momento en que se hizo explícita una política terminológica canalizada fundamentalmente mediante el Centro de Terminología TERMCAT [2], otorgue mayor importancia al léxico especializado por el papel que éste ha adquirido como elemento de información imprescindible en todos los ámbitos de la vida social. Las actividades terminológicas del área catalana continúan relacionadas con la política lingüística y la administración en general, con el sector de la enseñanza y la investigación y su relación con las organizaciones profesionales y empresariales se ha hecho más estrecha.
La terminología en el discurso técnico TERMCAT, desde su constitución, ha ido elaborando recursos terminológicos de naturaleza distinta y de diferentes áreas y ámbitos de conocimiento, que han permitido la actualización progresiva de los datos terminológicos en catalán [3]. También desde su comienzo, TERMCAT atiende servicios de asesoramiento terminológico para la elaboración de textos especializados, y si es necesario, procede a la normalización de los neologismos. (El Servicio de Consultas Terminológicas atiende aproximadamente 12.000 consultas por año). La elaboración de productos terminológicos no es suficiente si no se acompaña de sistemas para su difusión y se complementa con actuaciones que aseguren su implantación efectiva en los textos técnicos y científicos, que en última instancia garantizan su uso en la lengua real: catálogos de productos, pólizas, manuales de instrucciones, publicaciones científicas, disposiciones legales, etc. La estrecha conexión entre los textos técnicos y el léxico que en ellos se utiliza justifica que se haya realzado la importancia del componente terminológico en las acciones destinadas a la introducción de la lengua catalana en este tipo de documentación, que requiere la fijación y la difusión de la terminología específica del sector de las finanzas y de los seguros fundamentalmente, además de la terminología de cada sector, aún más si se tiene en cuenta la facilidad para tomar prestado vocabulario del español, ya que son dos lenguas en contacto muy parecidas entre ellas. Así pues, la mayoría de los convenios de cooperación establecidos por el gobierno catalán con empresas y organizaciones comerciales prevén grados distintos de participación de TERMCAT para su cumplimiento, especialmente en relación con la elaboración de las versiones catalanas de su documentación técnica y administrativa. Para garantizar que los documentos se ajustan a los criterios de formación terminológica y respetan aspectos de coherencia y cohesión textual, de gran importancia en la información técnica y jurídica, podemos citar entre las actuaciones realizadas recientemente la revisión de la documentación de varias entidades bancarias (Banco de Santander, Banco Central Hispanoamericano, etc.), de entidades aseguradoras (Unión Catalana de Entidades de Seguros) o de empresas industriales como la empresa automovilística SEAT. Dado el alto componente terminológico de dichos textos, TERMCAT ha realizado directamente la traducción de los manuales de instrucciones, guías de mantenimiento y otra documentación técnica de los distintos modelos de vehículos (Alhambra, Toledo, Arosa, Córdoba, Ibiza, Inca). En la línea de facilitar el uso de la terminología adecuada en el mundo socioeconómico, TERMCAT interviene también en la elaboración de las versiones catalanas de las Clasificaciones y Nomenclaturas que prepara el Instituto de Estadística de Cataluña. En este tipo de documentación, usada por las administraciones públicas y las empresas y organizaciones, la terminología tiene un papel relevante. Este último año, TERMCAT ha colaborado en la revisión terminológica y el estudio de los neologismos de las versiones catalanas de la Clasificación de Productos y de Actividades Económicas (CPPA-96), que presenta los productos y servicios de los sectores de actividad económica para obtener y tratar la información de manera coherente y comparable, y transmitirla de manera rápida a los agentes económicos, así como de la Clasificación del Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE-98), que presenta dichas actividades estructuradas jerárquicamente para poder determinar las cuotas tributarias que les corresponden. Con el fin de aumentar la implantación de la terminología se ha dado mayor impulso recientemente a sistemas de difusión para poner a disposición de las organizaciones especializadas la información terminológica que requieren: recursos terminológicos existentes, neologismos de cada sector y criterios terminológicos generales o sectoriales [4]. En esta línea, TERMCAT colabora con regularidad, mediante la redacción de artículos e informaciones terminológicas, en varias publicaciones periódicas, fundamentalmente de departamentos del gobierno y de organizaciones profesionales de carácter sectorial.
La política terminológica en la sociedad de la información Ya la Ley 1/1998, de 7 de enero, de política lingüística, en su artículo 29, insta al gobierno catalán a favorecer y estimular la investigación, la producción y la comercialización de productos en catalán relacionados con las industrias de la lengua y la presencia de contenidos en catalán en las redes telemáticas de información. Consciente del gran desarrollo que conocen las tecnologías de la información en nuestra sociedad, el gobierno catalán creó a finales de 1998 un organismo [5] con la misión específica de definir e impulsar el conjunto de acciones que debe emprender Cataluña para estar presente en la llamada sociedad de la información. Entre sus principales líneas de actuación, se propone garantizar la presencia de contenidos catalanes en Internet y la presencia del catalán en las nuevas tecnologías lingüísticas, para que sean accesibles y estén presentes en el mercado a precios competitivos. Pongamos como ejemplo el proyecto realizado por TERMCAT de acuerdo con dichas líneas de actuación, la localización al catalán de uno de los programas informáticos con un uso más extenso (Windows 98 e Internet Explorer 4.0 de Microsoft) y de la documentación especializada correspondiente. Dos fueron los motivos que nos llevaron a asumir la localización de dicho producto. Por un lado, nuestro convencimiento de que la adopción del catalán en las tecnologías de la información y la comunicación permitiría ampliar las posibilidades de difusión de los recursos lingüísticos con mayor facilidad y a un menor coste y, sin duda alguna, permitiría aumentar la divulgación de contenidos en la lengua propia. Por otro lado, nuestro convencimiento de que la terminología adquiere su pleno sentido cuando forma parte del texto, sea técnico o científico. Con el fin de garantizar la homogeneidad de las soluciones lingüísticas y terminológicas que tomaba el equipo que se organizó [6], integrado por 18 personas (traductores, lingüistas e informáticos), fue imprescindible elaborar un léxico bilingüe catalán e inglés compuesto por casi 2.000 entradas, estudiar y analizar más de 1.000 neologismos, establecer criterios específicos de naturaleza lingüística, partiendo de un punto de vista amplio de la terminología en su contexto. Por ejemplo, cuál debía ser el tratamiento entre el usuario y el ordenador, cómo se debían formular las instrucciones o denominar los botones y mandos [7]. Aunque en Cataluña el continuo avance de la lengua inglesa no comporta su introducción en el ámbito administrativo, y mucho menos en nuestro entorno cotidiano, sus interferencias aumentan sin cesar en los ámbitos técnicos y científicos, especialmente en lo que al léxico se refiere. La localización de unos productos de gran repercusión social como Windows 98 e Internet Explorer significaba el sistema idóneo para conseguir el equilibrio necesario ante la incorporación de elementos (terminológicos y fraseológicos) tomados del inglés, para que su introducción no fuera masiva y, aún más importante, para que no afectara a la estructura de la lengua. Es obvio que nuestra sociedad requiere hoy el uso de una serie de instrumentos multilingües para la creación, el intercambio y el manejo de información que permitan o faciliten la eliminación de las barreras lingüísticas existentes dentro y fuera de Europa. El auge del desarrollo de productos terminológicos responde hoy en día también a las necesidades de redacción, traducción y edición de textos mediante el uso de las nuevas tecnologías de la información. En este contexto, no cabe duda que es esencial que los recursos terminológicos sean de diversa magnitud y complejidad, adaptados al entorno en el que van a ser utilizados según los perfiles de los usuarios, los sistemas de difusión, el tema o los temas de que traten, y que recojan la tipología y el volumen de datos específicos que permita su integración en el contexto real de uso: diccionarios electrónicos para correctores ortográficos, gramaticales o de estilo, traducción asistida o automática, diccionarios en hipertexto en obras especializadas, terminologías integradas en buscadores de información por Internet o en sistemas expertos, sistemas de control y extracción de terminología, software para el aprendizaje, etc. De ahí, el auge que ha adquirido el concepto reutilización en terminología. Se puede constatar ya el avance de la lengua catalana en ámbitos clave para poder situarla en el lugar que le corresponde entre las lenguas de Europa [8]. Las necesidades de comunicación actuales, la construcción de nuevo conocimiento científico y el intercambio constante de información requiere que las actuaciones de política lingüística tengan en cuenta la continua necesidad de actualización del léxico en el contexto globalizador en que vivimos, que sin duda supone una fuente creciente de dificultades, pero que al mismo tiempo nos ofrece también nuevos sistemas para potenciar la igualdad entre las lenguas y garantizar la diversidad lingüística.
La terminología, fruto de la concertación TERMCAT trabaja en cooperación con varias organizaciones y empresas en proyectos que tienen por objetivo adaptar la lengua a los cambios que han tenido lugar en el terreno tecnológico, cultural, comercial, político y social, de acuerdo con la evolución de su situación sociolingüística en Cataluña. Las actividades terminológicas deben coordinarse entre sí, con la participación de la administración pública y el sector privado, y compartir unos mismos estándares de calidad y de aplicabilidad para evitar la repetición de esfuerzos humanos y económicos. Los proyectos europeos, al igual que las nuevas tecnologías, ofrecen oportunidades para promover la colaboración entre grupos de agentes similares, para articular mecanismos de concertación con los órganos responsables de cada lengua nacional, con el sector privado, con empresas de productos, recursos y servicios lingüísticos, y facilitan las relaciones multilingües. Ya el proyecto POINTER se proponía, además de promover la comunicación y la cooperación entre productores, propietarios y usuarios de la terminología, describir la situación de la terminología e identificar las infraestructuras tecnológicas y organizativas para facilitar el desarrollo, el intercambio y la disponibilidad de la terminología en Europa y establecer una infraestructura europea de recursos lingüísticos. Más tarde, TERMCAT participó también en el proyecto INTERVAL (Interlinguistic Terminology Validation), que la Comisión Europea emprendió en 1996 para desarrollar unos métodos y unas herramientas para la validación y la consolidación de terminología, teniendo en cuenta las herramientas existentes, y probando su validez en recursos terminológicos seleccionados. TERMCAT participa actualmente, junto con otras instituciones europeas [9], en el proyecto TDCNet, coordinado por Infoterm, en el marco del programa MLIS (Multilingual Information Society) impulsado por la Comisión Europea. TDCNet tiene por objetivo la creación de una red europea de centros de documentación e información en terminología para fomentar la colaboración estable entre ellos, el intercambio de información sobre los fondos terminológicos y su puesta en común mediante el establecimiento de una red física a través de Internet. El proyecto integra a varios organismos con el fin de que todas las lenguas queden debidamente representadas. TDCNet ofrecerá un marco de trabajo para aquellas organizaciones que deseen constituirse como centro de información y documentación. Sólo adaptándonos a las tecnologías de la información y mediante mecanismos de concertación y de cooperación a gran escala tendremos la capacidad de disponer de información especializada en las distintas lenguas nacionales como medio de difusión de la cultura, como vehículo de transferencia de información científica y técnica, y de intercambio económico y comercial. Contribuiremos así, sin duda, al pluralismo lingüístico y cultural, el signo más visible de la riqueza diversa de la sociedad europea a la que pertenecemos, y que debemos conservar. [1] La lengua catalana, del grupo de lenguas neolatinas occidentales, hablada por diez millones de habitantes, en el este del Estado español (Cataluña, Islas Baleares, Valencia, la Franja de Poniente), Andorra, el sur de Francia y en la ciudad sarda del Alguer. El marco legal lingüístico figura, por lo que respecta al Estado español, en la Constitución de 1978, en los estatutos de autonomía de Cataluña, Valencia, las Islas Baleares y Aragón, y se desarrolla en las leyes de normalización lingüística de Cataluña (1983) y de política lingüística (1998), en la normalización de las Islas Baleares (1986), y en la de uso de la enseñanza del valenciano (1983). El catalán es la lengua propia de Cataluña, las Islas Baleares y Valencia, aparte de ser lengua oficial en dicho territorio, como también lo es el castellano. En Andorra, el catalán es la única lengua oficial según la Constitución del Principado de Andorra (1993). Ni en Cataluña Norte ni en Alguer disponen de legislación lingüística propia. [2] TERMCAT se constituyó en 1985, como instrumento de la política lingüística del gobierno de Cataluña, que se vinculaba directamente a la autoridad normativa, el Institut d'Estudis Catalans. [3] Las páginas web de TERMCAT (www.termcat.es) ofrecen información detallada sobre las obras y materiales de divulgación terminológica publicados desde 1932, que contienen el catalán, por áreas de conocimiento, además de los proyectos en curso de preparación. [4] Un ejemplo, el Vocabulario de neologismos (catalán, castellano, francés e inglés) integrado en el CD-ROM Meteorologia a Catalunya, elaborado y editado por la Associació Catalana d'Observadors Meteorològics de Catalunya (ACOM). [5] El Comisionado para la Sociedad de la Información del Departamento de la Presidencia de la Generalitat de Catalunya. [6] A lo largo del proyecto se han intercambiado más de 3.000 mensajes de correo electrónico y utilizado 400 disquetes y 20 CD-ROM. [7] La traducción de casi 100.000 archivos con un volumen global de más de 800.000 palabras requirió, para la coordinación del proyecto y facilitar la comunicación entre el equipo de trabajo, la definición de un espacio restringido en el web de TERMCAT para centralizar la información técnica, terminológica y lingüística (léxico en línea, página interactiva de preguntas/respuestas, criterios, etc.). [8] Teniendo en cuenta el número de hablantes, la lengua catalana es la séptima lengua de Europa. [9] ASS.I.Term, Centre de Terminologie de Bruxelles (CTB), CINDOC, CTN, Danterm, Deuterm, ELOT, MI, NTU, Radet for teknisk terminologi (RTT), TNC, TSK, Unión Latina y UZEI.
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