Las reformas del Rey Carlos III marcan un cambio fundamental
en América. En el campo artístico, se crean
Academias que substituyen a las asociaciones de artesanos.
El arte se hace erudito y el barroco es rechazado. La
Iglesia y las autoridades se dedican a eliminarlo, ya
que se lo considera un arte decadente. La Paz, Cuzco y
Potosí ya no son los centros artísticos,
y capitales como Lima y Chuquisaca, seguidas por algunas
ciudades de los valles como Cochabamba, encabezan el movimiento
neoclásico. A fines del siglo XVIII, Lima vive
un verdadero renacimiento. No podemos decir lo mismo de
Charcas, cuya decadencia en esta época es evidente.
Teresa Gisbert
Texto publicado en el catálogo de la exposición