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Luis
Fernando Lara
Se trata de una interferencia "debida a la ignorancia, a la necesidad avasalladora de integrarse en otra sociedad o a la manera en que muchas personas acomodadas creen darse pisto" que "es un fen�meno normal en situaciones de contacto y de mayor prestigio de una lengua sobre otra" y ocurre, en realidad, "entre todos los hispanohablantes". Lo que critica Lara es la pretensi�n de que este fen�meno sobre todo l�xico y pasajero sea considerado "toda una lengua": es sobre todo la prensa sensacionalista la que lo presenta as�, magnific�ndolo, "como una lengua en formaci�n entre los hispanos de los Estados Unidos de Am�rica; incluso hasta como una manifestaci�n del vigor cultural de los cubanos, puertorrique�os, centroamericanos, mexicanos, etc. que han optado por quedarse la vida en ese pa�s y ganarse la vida en �l, y de una identidad propia en ciernes de esos hispanos". Para esto, considera hechos sociales de distintas comunidades de lengua originariamente espa�ola en Estados Unidos, como cubanos exiliados, otros hispanoamericanos que han ido a trabajar legalmente y han adquirido la nacionalidad estadounidense y los que han llegado a trabajar ilegalmente pero finalmente llegan a quedarse en el pa�s. Este �ltimo grupo, m�s desfavorecido e integrado por personas analfabetas, semianalfabetas o con una educaci�n m�nima en su lengua materna, por diversas razones culturales, sociales y econ�micas recurre en el nuevo pa�s a escuelas biling�es, insiste en ellas para que sus hijos no reciban apoyo en espa�ol y comienza r�pidamente a mezclar vocabulario ingl�s en su expresi�n popular hisp�nica -a diferencia de los otros grupos se�alados, en que esta mezcla es m�s epis�dica y no implica dejar de hablar espa�ol. "Para
que realmente se produzca una mezcla estable, un pidgin
espa�ol ingl�s y posteriormente una nueva lengua", escribe Lara,
"har�a falta que los grupos hispanohablantes m�s desfavorecidos
impusieran sus maneras de hablar al resto y a los medios de
informaci�n (�) Otra manera de dar lugar a ese proceso (�) ser�a
el decaimiento de la educaci�n, tanto en ingl�s como en espa�ol."
El autor eval�a que nada de eso por ahora se ha producido. Pero
concluye: "ojal� que el morbo period�stico no termine de hacer
del espanglish un monstruo de papel, que luego se vuelva Frankestein". |